Aunque todavía escuchamos algunos reclamos y ruido sobre los OGMs (organismos genéticamente modificados), estos reclamos provienen principalmente de un grupo pequeño y ruidoso. La mayoría de las personas simplemente no están preocupadas por los OGMs, ya que se centran en problemas reales y apremiantes, como la crisis climática y la pandemia mundial de COVID-19. Incluso los grupos anti-OGMs están dirigiendo su atención a otros lugares a medida que redirigen sus modelos de negocio impulsados por interés a temas más lucrativos, como las teorías de conspiración de COVID y la venta de curas milagrosas. Si bien el debate sobre los OGMs ha persistido durante casi tres décadas, los datos indican que ahora ha terminado. Aquí hay cinco pruebas para apoyar esta conclusión.
1. Son Seguros.
Casi todas las instituciones científicas del mundo reconocen la seguridad de los cultivos genéticamente modificados. Alrededor de 3,000 estudios científicos han evaluado la seguridad de estos cultivos, en términos de salud humana y ambiental, y 284 instituciones a nivel mundial reconocen que los cultivos transgénicos son seguros. Estos incluyen la Royal Society of Medicine de Inglaterra, la American Medical Association de los Estados Unidos, la Academia Mundial de Ciencias, la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Europea y la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, entre muchos otros.
El estudio más sólido fue realizado por las Academias Nacionales de Ciencias, donde se reunieron expertos de una amplia gama de disciplinas alimentarias y agrícolas para observar los datos recopilados a lo largo de los años. Todos llegaron a la misma conclusión: no hay evidencia fundamentada de una diferencia en los riesgos para la salud humana entre los cultivos transgénicos, los convencionales y los actualmente disponibles comercialmente e igual concluyeron que no hay evidencia significativa de causa y efecto de los problemas ambientales de los cultivos transgénicos.
2. La conversación en torno a los transgénicos se está reduciendo y tiene un tono cada vez más positivo.
Como parte de nuestro trabajo en Alliance for Science, hemos estado dando seguimiento por medio de un monitoreo utilizando las herramientas de medios de Cision desde 2018 para rastrear la conversación global sobre los OGMs. En 2020, descubrimos que la visibilidad de los OGMs disminuyó en un 26 por ciento comparado con el 2019, mientras que el volumen de las publicaciones en las redes sociales sobre el tema disminuyó en un 39 por ciento. Además, los datos muestran que los mensajes positivos generados de forma mensual en torno a la conversación sobre OGMs aumentaron tanto en medios de comunicación tradicionales como en las redes sociales pasando del 68 por ciento en 2019 al 78 por ciento en 2020.
El cambio fue más pronunciado en las redes sociales de acceso libre, donde el mensaje positivo sobre los transgénicos aumentó del 60 por ciento en 2019 al 78 por ciento en 2020. Las redes sociales también tuvieron una disminución en el contenido conspirativo anti-OGMs en 2020, probablemente debido a que las cuentas que tienden a promover tales mensajes se fueron enfocando cada vez más en teorías de conspiración sobre COVID-19. En los medios de comunicación de primer nivel como Reuters, CGTV, CNN y New Scientist reemplazaron a los incondicionales anti-OGM, como GM Watch y GMO-Free USA, como los principales influyentes de Twitter en el tema en 2020. Donde los periodistas – en estos medios destacados- informan cada vez más sobre los OGMs en un tono positivo o neutral que refleja la ciencia y el consenso científico sobre la seguridad de estos organismos.
3. Los jóvenes apoyan la biotecnología.
Los jóvenes han adoptado la tecnología en general como una herramienta para alimentar a muchos mientras salvan el planeta. La receptividad entre este grupo demográfico también está mejorando a medida que crece la conciencia sobre el papel de los cultivos transgénicos en la reducción del impacto ambiental que genera la agricultura y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas con el calentamiento global. Una encuesta -aún no publicada- realizada por el Centro para la Integridad de los Alimentos encontró que la Generación Z y los millennials tienden a aceptar más la tecnología agrícola que sus contrapartes mayores y tienden a verla como una oferta de soluciones poderosas a los problemas de la humanidad.
4. Los agricultores aman los cultivos transgénicos.
Los agricultores de todo el mundo pueden ver buenos resultados en cada cosecha, ya que logran mayores rendimientos con menos inversión en fertilizantes, pesticidas y otros insumos. Esto aplica tanto para los pequeños agricultores como para aquellos con operaciones mucho más grandes. Por ejemplo, los pequeños agricultores en Bangladesh redujeron su uso de pesticidas en un 62 por ciento y aumentaron sus ganancias seis veces al cultivar berenjena que ha sido modificada genéticamente para resistir el destructivo barrenador de frutas y brotes. Debido a estos beneficios, la biotecnología es la tecnología de cultivos más rápidamente adoptada en el mundo, aumentando 112 veces de 1996 a 2019. Donde ha sido adoptada por 29 países, de los cuales el 56 por ciento son países en vías de desarrollo, cultivando 190.4 millones de hectáreas de cultivos transgénicos solo en 2019.
En específico, la adopción de cultivos transgénicos se está acelerando en el sur de Asia y África. Después de años de debate, en Filipinas se aprobó este año el cultivo de arroz dorado, y la berenjena BT está avanzando en el proceso regulatorio. En Nigeria, a menudo llamado el Gigante de África, ya se ha aprobado el caupí y el algodón transgénico resistente a los insectos. Ahora se está trabajando para lograr la adopción de maíz tolerante a la sequía y resistente a los insectos, y arroz transgénico NEWEST que es eficiente en el uso de agua y nitrógeno y que además es tolerante a los suelos con alta salinidad. En Kenia, a pesar de tener una moratoria sobre OGMs en vigor, ha adoptado el algodón transgénico y se espera que apruebe el maíz transgénico en 2022. Es probable que esta tendencia continúe a medida que los científicos africanos se dedican cada vez más a la investigación donde se aplican las herramientas de la biotecnología moderna a los cultivos que son clave para asegurar los medios de vida de los pequeños agricultores, y apoyar la seguridad alimentaria.
En Brasil, cuyo sector agrícola está dominado por pequeños agricultores, está emergiendo como otra potencia de transgénicos. Además de cultivar cultivos básicos como el maíz transgénico y la soya, los investigadores del sector público brasileño desarrollaron un frijol pinto transgénico que resiste una enfermedad devastadora de las plantas. Ahora se vende en los supermercados del país. Brasil también se convirtió este año en el primer país en aprobar la importación de harina hecha de trigo transgénico, dando un impulso a un cultivo desarrollado en un país vecino: Argentina, que también ha adoptado la biotecnología agrícola. Es emocionante ver a los líderes gubernamentales dejar de lado la política y centrarse en lo que sus naciones y sus agricultores necesitan.
Aunque los consumidores se han beneficiado de los cultivos transgénicos sin siquiera darse cuenta, a través de los mayores rendimientos que mantienen los precios bajo control y la reducción de las cargas de pesticidas que hacen que los alimentos sean más saludables, casi todos los cultivos transgénicos desarrollados hasta la fecha han atendido las necesidades de los agricultores. Es probable que los consumidores lleguen a valorar de manera similar los cultivos transgénicos a medida que nuevos productos ingresen al mercado con rasgos que los beneficien directamente y/o reflejen sus valores, como una nutrición mejorada, un mejor sabor y enfoques más sostenibles para la agricultura.
5. La oposición en Europa ha disminuido.
Aunque los europeos son percibidos en general con una postura en contra de los transgénicos, la preocupación por los OGMs en el continente Europeo se redujo del 66 por ciento en 2010 a solo el 27 por ciento en 2019. Ese cambio en la percepción es una buena noticia para los países que están influenciados por las ONGs -organizaciones no gubernamentales- europeas y las políticas que se interponen en el camino de los agricultores para acceder a los beneficios de los cultivos transgénicos.
El uso de la biotecnología para desarrollar de forma segura y efectiva vacunas COVID ha tenido un efecto secundario sobre los cultivos transgénicos, mejorando la conciencia pública sobre el uso de la tecnología y sus beneficios tanto en aplicaciones sanitarias como agrícolas. Del mismo modo, es probable que con el surgimiento de nuevas herramientas como CRISPR y la biología sintética, que son muy prometedoras para hacer que la agricultura sea más sostenible y capaz de producir alimentos con beneficios para el consumidor, se refuercen las tendencias positivas. De hecho, nuestro monitoreo de medios ya está mostrando que la conversación sobre la edición de genes es aún más favorable que la de los OGMs, tanto en las redes sociales como en los medios tradicionales.
Tiempo e impulso perdidos
Si bien es alentador ver que el debate sobre los OGMs disminuye, se ha perdido mucho tiempo y recursos para abordar a la oposición. Solo 13 cultivos transgénicos están actualmente en el mercado a nivel mundial, la mayoría de estos cultivos son internacionales de productos básicos que apoyan la producción industrial y ganadera. Solo cinco (caupí, papaya, berenjena, frijoles pintos y arroz dorado) son cultivos de nicho y alimentos básicos. Esta paradoja se debe principalmente a la desinformación (alarmismo) difundida por los opositores a los transgénicos y los obstáculos regulatorios que dificultan y encarecen a los científicos del sector público y a las nuevas empresas desarrollar cultivos con los rasgos que son útiles para las personas en sus regiones.
El debate sobre los transgénicos que ha sido impulsado en gran medida por la oposición mal informada y ociosa de un Occidente bien alimentado, ha terminado. En un mundo devastado por un virus mutante y el aumento de las temperaturas, la acción y las respuestas importan más que las opiniones y la retórica. La conversación que necesitamos tener ahora es sobre ampliar el acceso a las herramientas de la biotecnología. En pocas palabras, los agricultores necesitan un mayor acceso a semillas mejoradas y los jóvenes científicos necesitan más acceso a herramientas innovadoras.
Se estima que la agricultura necesitará aumentar la producción en un 70 por ciento para alimentar a los 9 mil millones de ciudadanos del mundo en 2050. Y necesita hacer esto mientras frena en gran medida sus impactos actuales en el ambiente. La agricultura actualmente representa el 50 por ciento de toda la pérdida mundial de tierra vegetal, el 33 por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, el 75 por ciento de las emisiones de nitrógeno y el 80 por ciento de la deforestación en todo el mundo. La biotecnología ofrece esperanza para reducir la huella que causa la agricultura mientras se producen más y mejores alimentos. Dejemos la charla y usemos las herramientas de hoy para salvar el planeta mañana.
Imagen: Un pequeño agricultor en Bangladesh muestra su cosecha de berenjena transgénica. Foto: Alliance for Science