Anti-vacunas y anti-OGMs unen fuerzas para propagar teoría de conspiración sobre el COVID y China

Por Mark Lynas

June 8, 2020

Tal y como nos advierte la Organización Mundial de la Salud sobre una “infomedia” de desinformación, grupos anti-ciencia de todo el mundo están incrementando de forma vertiginosa una gran variedad de teorías de conspiración sobre los orígenes de la pandemia de COVID-19.

Aunque las primeras teorías de conspiración culpando a la red 5G parecen estar desvaneciéndose, los grupos extremistas de ambos lados del espectro político ahora están convergiendo en torno a una nueva narrativa. Ahora afirman que el virus SARS-CoV-2 no es para nada natural- a pesar del consenso científico que dice lo contrario- sino que de alguna manera fue creado como parte de un programa de armas biológicas en un laboratorio chino.

Esta teoría ha ganado visibilidad entre los medios de comunicación conservadores como Breitbart, el cual le da cobertura regular bajo el eslogan político “Make China Pay” (Hacer pagar a China) al igual que entre los grupos anti-vacunas y anti-OGMs. Al parecer, comparten un objetivo común: socavar la confianza del publico en la ciencia convencional y detener el desarrollo de las intervenciones médicas, como los medicamentos antivirales y las vacunas, para hacer frente a la pandemia.

Activistas estadounidenses en contra de la vacunación han publicado material incendiario en Instagram, alegando que a expertos en armas biológicas se les fue asignada la creación de las “superbacterias de la Pandemia de COVID”. Sumándose a esto los activistas anti-OGMs. La Asociación de Consumidores Orgánicos con sede en los Estados Unidos amplificó esas falsas declaraciones y junto con el GM Watch del Reino Unido publicaron un gran numero de material cuestionando el consenso científico sobre el origen del virus y alegando una nefasta intervención de China.

Los rumores de que los chinos crearon el COVID deliberadamente, e incluso como un arma biológica, se han extendido de tal manera que el Profesor Yuan Zhiming, director del Laboratorio Nacional de Bioseguridad del Instituto de Virología de Wuhan (WIV por sus siglas en inglés), se ha visto obligado a refutar directamente esos rumores.

En una entrevista con la agencia de noticias Reuters, Yuan dijo que esos reclamos eran “maliciosos” y que habían sido “sacados de la nada”

“El Instituto de Virología de Wuhan no tiene la intención ni la capacidad de diseñar y construir un nuevo coronavirus”, dijo Yuan a Reuters. “Además, no hay información dentro del genoma de SARS-CoV-2 que indique que fue creado por el hombre”.

Como Alliance for Science reportó previamente, ahora existe un fuerte consenso dentro de la comunidad científica de que el virus SARS-CoV-2 se originó en murciélagos y saltó a los humanos, probablemente a través de un huésped intermedio como los pangolines.

Esta teoría esta respaldada por la evidencia genética del virus. Los científicos que escribieron en la revista Nature Medicine el 17 de marzo dejaron en claro que “todas las características notables de SARS-CoV-2” también se observaron “en otros coronavirus relacionados en la naturaleza” y que, por lo tanto, “no creemos un escenario en donde se involucre un laboratorio, sea plausible”.

En contraste, la teoría de conspiración de que el COVID fuera sintetizado en un laboratorio chino fue sembrada por medio de un documental de una hora de duración producido por Epoch Time, un medio de comunicación en inglés con sede en los Estados Unidos y con nexos con el culto religioso Falun Gong que ha sido perseguido durante mucho tiempo por el Partido Comunista Chino (PCCh).

Ahora la teoría está siendo promovida agresivamente por los activistas anti-OGMs y anti-vacunación. El 29 de abril por medio de una diatriba encabezada como “Un Crimen Espantoso: Los Criminales detrás del COVID-19”. El director de la Asociación de Consumidores Orgánicos (OCA por sus siglas en inglés), Ronnie Cummins, acusó a “funcionarios chinos y estadounidenses, a la Big Pharma, a Facebook, a Google y a una red global de científicos sin escrúpulos y arrogantes” de “tratar de encubrir frenéticamente el origen proveniente de un laboratorio y las diabólicas manipulaciones de la pandemia de COVID-19”.

La Asociación de Consumidores Orgánicos es uno de los grupos anti-ciencia más consistentes de Estados Unidos. Ha estado implicada directamente en el resurgimiento del sarampión en algunos lugares debido a su activismo en contra de las vacunas. OCA también financia US RIght to Know, un grupo anti-OGMs que ha estado activamentehostigando a científicos que trabajan desde el sector público en la investigación de la biotecnología agrícola.

Cumminhs ha escrito: “activistas críticos de la ingeniería genética y de los experimentos para una guerra biológica, en donde me incluyo, el Dr. Mercola [un charlatán medico alternativo prohibido de Google] y GM Watch, unidos ahora por voces independientes presentes en los medios de comunicación, están informando, aunque en algunos casos de mala gana, la creciente evidencia que indica que el mortal virus de COVID-19 pudo haber sido filtrado accidentalmente de uno de los laboratorios de armas biológicas supuestamente de alta seguridad” en China, incluido el Instituto de Virología de Wuhan.

Los rumores y las teorías de conspiración como estas pueden debilitar la confianza pública en la ciencia. Estas teorías tienen consecuencias que son particularmente peligrosas durante la actual pandemia de COVID-19, para la cual la única estrategia de salida más probable involucra un despliegue global de una vacuna efectiva.

Como han reportado Alliance for Science y el Financial Times, los grupos en contra de la vacunación han estado involucrados en la organización de las protestas en contra de las medidas de restricción en los Estados Unidos y en los preocupantes signos que están surgiendo en algunos países en donde el escepticismo hacia las vacunas está aumentando entre la población.

“En un mundo donde persisten los defensores en contra de las vacunas y los negacionistas del cambio climático, hablar de manera razonable puede parecer inútil, especialmente cuando los algoritmos de las redes sociales y malos actores amplifican deliberadamente mensajes de pseudociencia”, Timothy Caulfield, investigador de política y salud pública de la Universidad de Alberta en la revista Nature. “No hay respuesta fácil para resolver esto, pero los mensajes basados en ciencia no se encuentran fácilmente. Necesitamos más investigadores que hagan un esfuerzo.


Categories